No hay nada que emocione más en el béisbol que la rivalidad entre los Yankees y las Medias Rojas. Durante 86 años, fue una competencia convaleciente, ya que el equipo bostoniano era incapaz de ganar a una Serie Mundial, hasta la llegada del 2004, donde en una Serie de Campeonato para dirigirse a la final, se enfrentaron por el banderín.

El equipo bostoniano había entrado a postemporada gracias a un comodín (98-64), quedando abajo de los Yankees (101-61) en la división Este. Tenían en sus plantillas a los dominicanos David Ortiz, Pedro Martínez y Manny Ramírez. Y los de Nueva York poseían a Alex Rodríguez, Derek Jeter e Hideki Matsui.

Medias Rojas estaban 0-3 abajo de los Yankees. El propio Ortiz, hoy Salón de la Fama, admitió que ya había empacado para irse de vacaciones, ¿Por qué? Ningún equipo de Grandes Ligas había remontado ese déficit. Pero el dirigente del equipo rojo, Terry Francona, sabía el poder que su club tenía a manos del dominicano que apenas llevaba dos temporadas con su equipo y estaba en su primera como bateador designado a tiempo completo.

David Ortiz, con solo 28 años fue el héroe en esta remontada histórica. Era el cuarto partido en el Estadio Fenway Park, de la ciudad de Boston, pero un jonrón de Rodríguez puso el partido 2-0. La descalificación empezó a susurrarse, pero las bases se llenaron y Ortiz remontó dos carreras. Los Yankees volvieron a tomar ventaja en el sexto inning por una carrera y la mantuvieron hasta la baja de la novena, donde Dave Roberts se robó una base y con un hit, empató 4-4.

Y aquí surge la leyenda del dominicano; el partido se fue a extra inning y ya era la duodécima, donde Paul Qauntrill se subió al montículo para cerrarlo. Ramírez se posicionó en primera base gracias a un hit, pero fue Ortiz quien se llevó la corona de laureles, ya que, con el marcador en 2 bolas y 1 strike, lanzó un cuadrangular por el jardín derecho y dejó a los Yankees en el terreno. El estadio se vino abajo y los flashes de las cámaras estaban sobre el oriundo de Santo Domingo.

Era el juego cinco y la serie se dirigía al Yankee Stadium; el abridor era Pedro Martínez, 16-9 en la regular; en la segunda entrada ya el juego estaba 2-1 a favor de los rojos, una carrera gracias a Ortiz y la otra por él bajando a home. En la sexta los Yankees se fueron arriba 4-2, pero otro jonrón de Ortiz en la octava ayudó a empatar el partido y dirigirlo a extra, hasta la no. 14, donde a Ortiz el marcador pintaba 2 outs y a ley de un strike para el cierre, pero un sencillo hizo que bajara la quinta de la victoria y todo el dugout se rindió ante su compañero.

La serie estaba 3-2. ¿Yankees perderían 3 en hilo y en su casa? La respuesta fue sí. El rojo Curt Schilling y el Yankee, Jon Lieber, lanzaron en 7 entradas un duelo de pitcheo, pero la ventaja siempre la tuvieron los Medias Rojas. No fue el mejor juego de Ortiz, pero su compañero, Mark Bellhorn, se encargó de ganarlo.

La remontada estaba hecha, habían empatado 3-3 al mejor equipo de la Liga Americana y ahora empezaba lo difícil, que era cerrarlo y ver quién iría a la Serie Mundial. Boston alzó la mano y dijeron que ellos se llevarían el boleto, ya que aplastaron a los Yankees en un juego 7. El marcador fue 10-3, Ortiz remolcó dos gracias a un vuelacerca en la primera entrada, que abrió la ofensiva.

Dicha serie tuvo un mejor jugador y el honor recayó en David Ortiz, quien se encaminaba a su primera Serie Mundial como el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato y reviviría la rivalidad Yankees-Medias Rojas. En ese 2004, el equipo rompía su maldición y conseguían en trofeo de ganador, al barrer a los Cardenales en 4 juegos y dándole su primer anillo a un jugador que en antaño era conocido en los Mellizos (su anterior equipo) por sus lesiones e inconsistencias en el juego.